sábado, 26 de mayo de 2012

Capitulo 3 bestias de la nieve

- No se lo que era. Desde hace unos años me pasaba, pero nunca con nadie, siempre estaba sola. Escucha, se que tengo un poder, un gran poder, pero no se lo que es. Ne... necesito respuestas. Y creo que tu sabes donde me las podrian dar - dijo Nicole
- Tengo una... amiga que es bruja y puede averiguarlo todo. En dos días estaríamos allí si nos ponemos ya en marcha.
- De acuerdo, pues venga.
- Escucha una cosa, Nicole - se rascó los ojos y suspiró - quiero que vallas a mi lado, y que no te alejes de mi. El camino es muy peligroso, y no voy a permitir que me vuelvas a asustar.
Nicole se volvió y agachó la cabeza al andar. Miró su pierna. Que extraño, la quemadura de la bala ya no estaba... Agito la cabeza para poder pensar que se trataba de una mala visión y se puso de nuevo en marcha.
Al rato a Nicole ya le ardían los pies. Se sentó en el suelo, agotada. Kyle salto energéticamente hasta encontrarse a la altura de la joven.
- No entiendo como puedes estar así. Es desconcertante.
- Si quieres puedo llevarte. Esto de ser licántropo tiene sus ventajas, ¿Sabes? - puso sus tonificados brazos en jarra y hincho los mofletes.
La muchacha sonrió ante su acto infantil. Ella no se había quejado de lo que era su acompañante, simplemente aun estaba aun asustada, nada mas. Asintió, se iba a enfrentar a que la persona que ha decidido ayudarla le fuera a hacer algo.
Kyle se quito la sudadera, pero esa vez, Nicole no aparto la mirada. El joven licántropo se percato.
- Se me hace mas sencillo - fue lo único que dijo antes de cambiar del forma y llenarse de pelo. Nicole parpadeo, fascinada. En forma de lobo también era hermoso. Estaba cubierto de un pelaje negro ceniza, con unos ojos también negros enormes, donde ella se veía reflejada. El lobo hizo un movimiento y se agacho en señal de que se subiera encima. Nicole le obedeció sin poner resistencia, puso una pierna en la parte mas allá de la forma del animal y monto a horcajadas. El cuerpo estaba caliente. "estoy subida encima de Kyle" recordó ella.
De un momento a otro, y como ya había pasado en mas ocasiones, Nicole se quedo dormida.

Hacia frío, demasiado para que horas antes se encontraran en un bosque pleno de vegetación. La joven muchacha y el lobo se encontraban ahora mismo en una planeada cubierta de blanco.
- Algo se acerca - dijo en sueños Nicole - debemos correr, ¡Ahora!
De repente, unas criaturas alargadas y blancas comenzaron a salir de la nueve y se volvían a sumergir, como si fueran delfines en el océano. Las criaturas eran como lombrices, sin ojos y con la boca llena de dientes. Pasaban por la superficie sin inmutarse de la presencia de la pareja sobrenatural que estaba en medio de lo blanco.
- Nicole - la llamo Kyle en sus pensamientos- ¡Nicole!
Todo se quedo en silencio y resonaba una y otra vez la voz grave del joven, que volvió a su forma humana para no sobresaltar tanto en ese paisaje. Agarro a Nicole y volvió a sentir ese calambre cuando toco con sus manos las piernas desnudas de ella. Nicole abrió poco apocosus grandes ojos azules y se puso recta. Entonces miro un punto ene, horizonte y se levanto de golpe, zafandose de Kyle.
- Ya podemos comenzar a correr
***
- ¡No puedes dejar esta organización así como así! - grito Cristal.
- ¿A no? ¡Mírame! - Marcus iba recogiendo sus pertenencias de sus respectivos cajones y guardándolas en una gran bolsa azul. Estaba enfadado por el engaño de su padre y su hermana, era una puñalada en la espalda. Querían hacer daño a alguien inocente para hacer maldades. Pero eso se acabo, el iba a ayudar a esa chica, ya protegerla, si el muro de carga principal cae: el licántropo - Mama nunca habría permitido eso. ¿Pero acaso os importo? - se rió eñ joven - no os molestasteis en saber lo que pensaba hasta que murió.
Punto bajo. Cristal se había quedado sin habla ante las duras palabras de su hermano un año menor. Oír la verdad no estaba ajustado a los planes. No estaba planeado que los muros se debilitaran. Los ojos de la muchacha de cabellos dorados estaban vidriosos, en cualquier momento se podía poner a llorar. Parpadeo dos veces para que no se le escaparan las lagrimas de sus ojos y se volvió a poner recta.
- Haz lo que quieras. Pero vete ahora, antes de que te descubran - dijo - Marcus... Padre amaba a mama, no lo olvides. Tampoco olvides que soy tu hermana y que estaré aquí si tienes algún problema.
Marcus asintió en respuesta y se fue. Estaba decidido e encontrar a la chica de ojos azules. Salió con pasos rápidos y sordos de el gran edificio construido de hormigón y metal.
Ya en el exterior, puso sus manos encima de sus ojos en forma de visera para poder ver el paisaje sin que le cegara la luz tan potente del sol. Ya adaptado al cambio, se pone en marcha. No suele andar por el bosque, siempre manda a gente que lo hicieran por el. Que estupido fue.
- No entres... Vete de aqui. - oia voces que procedian de la copa de los arboles mas bajos. No se paro a mirar, aunque por dentro se estubiera muriendo de medo, para el, el orgullo va antes de la seguridad.
***
El hielo resbalaba y ya habia caido unas cuantas veces intentando huir de aquella cosa. Nicole vuelve a caer, pero se levanta con mas fuerza. Tiene las piernas congeladas, pero no se queda atrás. Kyle le agarra fuertemente de la mano para que no se separara de el, también estaba frío por el temporal.
- ¡Corren demasiado deprisa! - grita Kyle
Nicole esta vez tampoco sentía miedo, pero quería estar al lado de Kyle. Miró por un segundo a atrás. Las bestias eran blancas y los seguían de mas de cerca de lo que ella había imaginado. La muchacha estaba segura de que si se acercaban no les haría nada. Pero eran un punto fácil.
- ¡Allí hay una cueva! ¡Corre! - Kyle agarraba aun con mas fuerza la mano de Nicole y esta pudo notar como se le habían congelado los dedos de manos y pies. No se molestó en decir nada, ya que temía que se le helara la garganta.
De pronto, Nicole volvió a la oscuridad, pero estaba despierta. Se asustó. Pensó que se trataba de su horrible celda, que ahora le parecía el peor lugar para establecerse. Se revolvió nerviosa hasta que unos brazos la atraparon y la tranquilizaron.
- Shh, estoy aquí, te protegeré. No tengas miedo... - susurró una voz. Era Kyle, que no la había dejado; el estaba allí, rodeando a Nicole con sus brazos, haciendo que sus cuerpos se unieran. Un cosquilleó recorrió el pecho de Nicole y sentía una pequeña descarga eléctrica en cada punto donde su piel se encontraba con la de el joven licántropo. ¿Que era aquello? Ella nunca había experimentado aquel sentimiento, ¿por que ahora, entonces?

Pasado un rato ya no se oía ningún ruido procedente de fuera.
- Podemos salir - dijo Kyle. Se aparto de Nicole y se levanto. La muchacha se sintió vacía al separarse de el, quería que la volviera a abrazar y que le dijera que todo iba a salir bien. Quería estar protegida por su musculoso y cómodo cuerpo, pero no podía ser, sabia que era lo mejor. De todos modos, ¿que iba a sentir el por ella? Nada, era absurdo.
Andaron rápidamente hasta el borde de la cueva y se asomaron para ver si había algo peligroso. Nada a la vista. Salieron y comenzaron a andar sobre la nieve que llegaba hasta los tobillos. Nicole tenía frío, posiblemente más que antes. Kyle se dió cuenta y se quitó la sudadera, ofreciendósela. La aceptó sin rechistar y entró rápidamente en calor. Las mangas le venian grandes y le colgaban y de largo le llegaba hasta la mitad de los muslos.
- ¿No tienes frío? - le preguntó inocentemente Nicole.
- No me puedo quejar, tu eres mas inmune al cambio de temperatura - se encogió de hombros y se frotó los ojos cansadamente.
- Falta mucho - dijo Nicole. No lo había dicho en forma de pregunta, era una afirmación. Sabia perfectamente que había sido egoísta diciéndole a Kyle que la acompañara en un viaje tan largo y peligroso, pero hasta el momento no se había parado a pensar en ello.
De pronto, ya no hacia frío, y todo era oscuridad. Delante de ellos había un gran lago, y del centro de este, un castillo de estilo victoriano. Kyle, sin dudarlo, se sumergió en el lago con un salto limpio y asomó su cabeza a unos pocos metros mas allá de la orilla.
- Vamos, e, agua no hace nada - el muchacho encontró una madera de tamaño para soportar el peso de dos personas, se acercó a Nicole y luego se subió a la embarcación improvisada, ofreciéndole una mano a la joven.
Nicole dio un paso y su pie se adentró en el agua. Todo se volvió de color anararanjado, con tonos rojos y amarillos: fuego.

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